SECUESTRO DEL CURA PÁRROCO
Allá por 1989 llegó a Burunchel José Luis Muñiz, un sacerdote gallego que venía a hacerse cargo de la fe cristiana del pueblo.
Desde su llegada comenzó a preocuparse por las almas de sus feligreses pero también de sus vidas y bienestar, puesto que no estaba dispuesto a que este pueblo siguiese teniendo tantos problemas de infraestructura y servicios, por lo que movió cielo y tierra para lograr subsanar el problema.
Su incansable actitud posibilitó la creación de un templo dedicado al Espíritu Santo, una cooperativa de aceite y una sucursal bancaria.
Los vecinos de Burunchel se sentían orgullosos de su párroco y lo querían como uno más. Pero tras 7 años llegó el día en el Verano de 1996 en el que la Diócesis de Jaén ordenó su traslado, lo cual volcó al pueblo oponiéndose a tal fin. Ante la impotencia de no poder hacer nada, todo el pueblo procedió con el secuestro de su cura para lograr así por las malas que no abandonase el pueblo. Fue todo un día el tiempo en el que José Luís Muñiz, en contra de su voluntad, fue retenido en el interior del Templo aunque intentó escapar varias veces.
Finalmente ante el temor de que la actuación repercutiera de forma negativa en el párroco, Burunchel optó por liberarle con una gran pena en el corazón.
Este hecho fue conocido en todo el país ya que la noticia se difundió por todos los medios de comunicación de España e incluso fuera de sus fronteras; durante unos días todos hablaban de ese cura y ese pueblo que optó por secuestrarle para no quedar desamparado.
|